El informativo del mediodía arrancó con la noticia del fin del mundo. Tras
la sintonía de cabecera y los créditos de rigor, la presentadora anunció que la
apertura del último de los siete sellos del Libro, a cargo del cordero elegido
para dicha misión, había provocado en el cielo un silencio como de media hora, durante
el cual fueron entregadas a los siete ángeles sus correspondientes trompetas,
que auguraban el desastre total. En un despliegue de medios a la altura de las
circunstancias, que incluyó conexiones en directo con diversos puntos del
planeta, el fatídico suceso fue objeto de un seguimiento descomunal, sin
precedentes, que batió todos los récords de audiencia registrados hasta
entonces, y en el que no faltaron los llamamientos a la calma por parte de las
autoridades, ni las valoraciones de renombrados especialistas en el tema. Hubo
incluso ocasión de pulsar la opinión de los ciudadanos, merced a improvisadas
entrevistas con gente de la calle. Tan amplia fue la cobertura dispensada a la
catástrofe, que el informativo del mediodía –el último, a todos los efectos–
tuvo un marcado carácter monográfico.
Llámame catastrofista, pero ese día algún día llegará, si es que no ha llegado ya, de alguna u otra manera...
ResponderEliminarPuede que sí, Sandra. En cualquier caso, la tesis que sostiene el relato es que lo último que verán nuestros ojos no será el fin del mundo, sino la noticia del fin del mundo. Un abrazo.
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