Cuando falló el segundo motor del avión de pasajeros y el aparato empezó a perder altura, el copiloto pidió la inmediata dimisión del comandante de la aeronave, a quien hacía responsable de la inevitable catástrofe. En su opinión, la prepotencia del piloto fue lo que le impidió reaccionar tras el fallo del primer motor, confiando en su habilidad para remontar la situación y demorando el protocolo de emergencia previsto en esos casos.
Por su parte, con el
avión entrando en caída libre, el piloto hizo un llamamiento a la calma y
denunció ser objeto de una persecución injusta. También acusó a su subordinado
de no perseguir otro objetivo que hacerse con el poder a toda costa. Mientras
tanto, una parte del pasaje se había amotinado junto a la cabina de vuelo y
hubo que hacer uso de la fuerza para restablecer el orden. Los afectados
protestaron, al considerar que las medidas para desalojarlos habían sido
desproporcionadas.
Como era de prever, con
el avión ya fuera de control, el cruce de acusaciones entre unos y otros,
mezcladas con gritos de pánico, ganó en intensidad conforme se hacía visible la
zona en la que –todos ellos– iban a estrellarse. No obstante, en un último
intento de mirar hacia el futuro, se apeló a la necesidad de unir esfuerzos a
fin llegar a un acuerdo in extremis.
Pero, incapaces de alcanzarlo, todas las partes decidieron, finalmente, volver
a reunirse después del accidente.
En su versión catalana, ganador del II concurso "Castellar per les Llibertats" - julio 2021
¡Buenísimo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Margarita.
ResponderEliminarMe gustan las intrigas en momentos cuando leo comentarios Saludos desde el mar salado de Miami
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi página. Abrazos de vuelta desde el Mar Mediterráneo.
ResponderEliminarsebuah kehormatan
ResponderEliminarQue lo añado a misvipmicrorrelatos...ya no sé si te di la enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Soberbio. Refleja a la perfección la estúpida época que nos ha tocado vivir.
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