A poco de haber muerto, recibí
una encuesta en la que se me invitaba a expresar mi opinión sobre mi reciente
experiencia como ser humano. Ya en vida, solía hacer caso omiso de ese tipo de
reclamos, que siempre llegaban después de haber contratado noches de hotel o
viajes de vacaciones. De manera que, una vez fallecido, con mi cuerpo en
avanzado estado de descomposición, aún me apetecía menos. La encuesta (muy
completa, como cabía esperar) solicitaba mi grado de satisfacción -del cero al
cinco- sobre aspectos relacionados con mi salud, la edad que había logrado
alcanzar, las metas conseguidas. Y añadía un apartado de extensión libre para
que comentara todo aquello que pudiera mejorarse en el futuro. Tampoco faltaba
la pregunta final sobre si recomendaba esa experiencia a mis amigos. Como digo,
yo ya no estaba en situación de atender esas cuestiones, ni siquiera a cambio
de los premios suculentos que prometía cierto sorteo. Pero aunque lo intenté
con todas mis fuerzas, no supe hallar la manera de darme de baja. Así que ahora, años más tarde, cuando de mí ya no queda ni el
polvo, sigo estando al corriente de las últimas promociones.
Texto finalista mensual en el III Microconcurso de la
biblioteca de Barberà del Vallès - 2014
De todo tiene la vida, pero de tener oportunidad, me quedan las dos preguntas para las cual hasta ahora no aparece respuesta universal: ¿Porqué? ¿Para qué? o bien, ¿Que les hice?
ResponderEliminarEs el quid de la cuestión, Carlos. La ciencia dice el cómo y el cuándo. El por qué se presta a interpretaciones de signo religioso que, lógicamente, solo convencen a los adeptos. Y para colmo, es posible que esas respuestas cruciales no lleguen ni siquiera al dejar este mundo. Pero será mejor que lo tomemos con sentido del humor. Muchas gracias por tu visita.
EliminarMe da algo de reparo, casi vergüenza, admitirlo, pero a mi, en la misma situación y estado que usted, consiguieron venderme un juego completo de ollas y apliques para la cocina. No es necesario que le diga que a mis cenas no acude ni Dios.
ResponderEliminarSus relatos insisten en la genialidad. Hable con ellos haber si le soplan la receta.
Petons variats per tots vosaltres, Pere.
Al menos a ti te vendieron algo práctico. Y hay mucho que hablar sobre tu competencia en la cocina. Hace tiempo que no nos vemos, y habrá que hacer planes al respecto. Contento de saber de ti. Abrazos a la familia.
EliminarMuy bueno!
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Agradezco tu visita. Tomo nota de tu bitácora para dejarme caer por allí. Saludos desde Sabadell.
EliminarMe gusta. Divertido y con mucha verdad. Yo también tengo la sensación de que nunca me puedo librar de la publicidad.
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