Se veía incapaz de decirle a su
mujer que la engañaba. Al menos así, en frío, sin moverse siquiera un poco.
Temía que al quedarse de pie en un rincón le vinieran rampas y que el bloqueo
afectara también a sus cuerdas vocales. No quería que le temblara la voz en un
momento tan delicado. Así que abrió el frigorífico y empezó a preparar una
ensalada Waldorf. Explicó que la cena de ayer con los amigos se alargó más de
la cuenta y cortó en juliana -después de lavarlos- cuatro tallos de apio
blanco. Que alguien propuso después ir a bailar a un sitio de moda, que mezcló
con dos manzanas peladas y cortadas a trozos, donde coincidió con una compañera
de universidad y media cucharada de jugo de limón. Luego añadió 100 gramos de
nueces peladas y batió la mayonesa con la crema de leche, a la que no veía
desde que acabó la carrera, hasta formar una salsa fina. Y que cuando quiso
darse cuenta y mezcló todos los ingredientes ya era demasiado tarde, y sirvió
en un plato sobre lechuga picada.
Admitió que era la primera vez y
que, con un poco de práctica, podía hacerlo mejor.
Tercer premio en el VI Certamen de Microrrelatos Bardeblás,
Burgos, 31 de mayo 2012
Felicidades!! Las primeras veces siempre dejan huella.
ResponderEliminarUn beso
Gran verdad, esa, Paloma. Para bien o para mal, los inicios suelen ser memorables. Gracias por acudir. Un beso.
EliminarPractice makes perfect...
ResponderEliminarTe felicito por el premio que este relato, tan fuera de lo común,
mereció.
Realmente, me ha encantado y me lo robo, si me dejas...
Un beso
Gracias, BB. La verdad es que estoy contento. El nivel del certamen, sobre todo en las primeras posiciones, fue muy competitivo. En cuanto a tus "robos" tienes todo mi permiso y mi agradecimiento.
ResponderEliminarCada vez que me zampe en casa una "César" estaré muy pendiente de lo que la acompaña.
ResponderEliminarFelicidades por la mención.
Abrazos
Tengo entendido que la "César" requiere una condimentación mucho más elaborada, a causa del pan frito y del pollo. Ello obligaría a entrar en detalles acerca de la infidelidad, y me temo que habría que alargar el relato. Es una idea interesante. Abrazos para ti, Xesc.
EliminarFantástica mezcla y enhorabuena por el premio.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Besos recogidos desde tierra, Rosa. El premio es modesto, pero da gusto compartirlo con los amigos.
EliminarEl día que prepare algo más complejo se agarrará a los mandos la parte contratante... Menuda ensalada!
ResponderEliminarNómada, qué alegría volver a saber de ti. Te había perdido la pista. Ya se lo digo a Xesc: cocinar algo más complejo es una invitación a que salgan incluso los pecados de la adolescencia. Dejemos, por el momento, que se digiera el primer plato.
EliminarSupongo que sigues en Bruselas. Te mando un fuerte abrazo.
Muy buena esa confesión aderezada o, mejor dicho, esa ensalada Waldorf tan sincera.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato, y por el premio.
Un saludo.
Muchas gracias, Sara. Qué serían las ensaladas sin el aderezo, ese toque de picardía tan necesario para lograr el sabor adecuado.
Eliminar¡Me encanta las ensaladas!
ResponderEliminarEsta para ser la primera vez, ha salido airosa y triunfal...
Me alegro por el premio.
Besicos
Cabopá, estuve una vez en Murcia, en casa de unas amigas que había conocido en un viaje de vacaciones. Y supe que echáis limón no sólo en las ensaladas y en el pescado, sino también en los platos de carne. Tenéis una huerta inacabable. Gracias por tu comentario.
EliminarEs un micro muy bueno. Menuda ensalada!!! pero que siga practicando y veremos si a ella acaba gustándole o no.
ResponderEliminarMuchas gracias, Luisa. La reacción de la mujer es una incógnita en esta historia. Muy buena tendrá que ser esa ensalada para que acepte probarla.
Eliminar¡Excelente micro! ¿Para cuándo un libro con los microrrelatos de Pedro Herrero?
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Jordi. Sigo intentando publicar ese primer libro (tengo el segundo muy avanzado). Pero me temo que, salvo que algún amigo mío se haga editor, todo va a quedar en una lectura por entregas. Un abrazo.
EliminarMe está entrando hambre a pesar de la hora, muy buena esta confesión y divertida. ¡Felicidades por la publicación!
ResponderEliminarBesitos
Celebro que mi relato te abra el apetito, Elysa. Gracias por tu visita.
EliminarHay confesiones que es mejor aderezarlas :-)
ResponderEliminarUn saludo.
Pd: Tuve la oportunidad de escuchar sus relatos en directo en una ocasión en casa Castilla.
Celebro que recuerdes aquella noche, Oréadas, en la que (como diría Quevedo) cenaron y cenamos todos y no cenó ninguno. Me ha hecho ilusión recibir tu comentario. Desconocía tu bitácora, que pienso ojear con calma. Un abrazo.
ResponderEliminarSin palabras me ha dejado este relato trenzado. Con qué pocas y tan almohadilladas, lo fuiste tejiendo. Enhorabuena por ese premio.
ResponderEliminar!Qué dificil resulta demostrar que no se es un robot al escribir un comentario! A ver si lo consigo
Tendré que ponerme en serio a desmantelar ese trámite anti-robot. Soy el primero que encuentra humillante pasar esa prueba absurda. A ver si lo consigo.
EliminarGracias, Emilia. Si Burgos no quedara tan lejos de Cáceres, te habría pedido posada por una noche. Un beso.
No sé si su mujer querrá repetir o le preparará de segundo un steak tartar mientras le lee los papeles del divorcio.
ResponderEliminarEnhorabuena, merecidísima!!
Un beso
Sería, sin duda, una interesante continuación del relato. Especialmente, por el juego que daría la preparación de la carne cruda. Un abrazo, Ana, gracias por tu comentario.
EliminarManera sutil de no decir las cosas.
ResponderEliminarManera sutil de decirlo todo.
Abrazos admirados, Pedro.
P
Admirado por tu sutileza, Pablo. Abrazos también para ti.
EliminarGenial esa forma de mezclar la ensalada con la confesión. Al final me pregunto si la esposa llegó a enterarse,jaja. Sorprendente. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn saludo desde mi mar,
Si la esposa llegó a enterarse, ello, sin duda, formaría parte del segundo plato. Muchas gracias por tu visita, Yashira.
EliminarHola, Pedro:
ResponderEliminar¡Gran micro!
Estoy visitando a todos los colegas que participaron en el Vendaval, me pareció una forma muy buena de unirnos. Te sigo.
Un abrazo.
HD
¿Eso que tomas es una cerveza, Humberto? Siendo así, y al margen de la literatura, no faltarán motivos para unirnos. Gracias por tu visita. Te la devolveré en breve.
EliminarHola Pedro:
ResponderEliminarTarde, como ya me conoces, pero con la dicha de encontrar tan buen micro.
Me parecen interesantes un par de cosas, primero la mentira presentada como ensalada y después la ambición a la hora de organizar la estructura del texto.
la mentira y la ensalada se corresponden en la necesidad de mezclar ingredientes en principio heterogéneos -y más la Waldorf que viene precedida de mentiras y estafas en cuanto a su autoría-. Dicho de otra forma la verdad no tiene más vueltas que las que le puedes dar a un bistec sobre la plancha, la mentira parte de una variedad de ingredientes que se van disfrazando unos con otros, porque lo que se pretende es la apariencia de una verdad que cojea en la realidad. A la ensalada si además de los ingredientes más o menos clásicos le añadimos unos generalistas contundentes como la mayonesa y la crema de leche ya tenemos montada la gran mascarda: una ensalada resultona, pero que no sabe a nada concreto y en el caso de la Waldorf, además, nos encontramos con la quintaencia de la apariencia. Los ingredientes de la mentira han de resultar creíbles para que el destinatario se la trague sin masticar mucho, algo que la asimila bastante al destino de una Waldorf.
(dejamos para un día de estos en Vilanova la cuestión de la mentira y la ficció).
Ahora bien, te señalaba, además, la ambición con que has organizado la estructura del relato: planteas la narración como una ensalada donde los elementos de la Waldorf se van mezclando con toda la argumentación de la mentira. En ese sentido la frase final tiene un doble remate elíptico tanto en lo que se refiere a la preparación futura de la ensalada como a la repetición de engaño, ambos necesitan un poco más de rodaje.
Pedro no me extiendo más porque ahora ya voy a tu "exceso de celo", sólo una duda, me hubiera gustado saber las excelencia del primer y segundo puesto... en fin, ya sabes que descreo mucho de los concursos.
salut (y nos vemos)
hugo
Un día más tarde, y aunque no me conoces, ¡qué maravilloso micro! El domingo mi marido preparó pollo al disco, bastante más complicado que la Waldorf. ¿Qué hago? ¿Tendré que hacerlo seguir? Un abrazo. Mónica Brasca
ResponderEliminarJajaja, así no hay forma de enfadarte por unos cuernos de nada, donde se ponga una ensalada Waldorf bien aderezada, que se quiten todas las fidelidades!!
ResponderEliminarSaludos.
Excelente relato. www.breviarios.com
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